lunes, 6 de octubre de 2008

Postales Lujaneras





El grupo Misionero María Auxiliadora presente en la 34º Peregrinación Juvenil a Luján. Bajo el lema "María, enseñános a escuchar", la peregrinación se realizó en un día a pleno sol, con la fuerza y alegría salesiana.

martes, 23 de septiembre de 2008

Fiestas patronales en San Martín Norte











El grupo misionero estuvo presente en las fiestas patronales de San Martín Norte, en honor a la Virgen de los Dolores.

Belén, Marilina y Facundo fueron los representantes del grupo en una fiesta a puro sol, mucha gente, expresiones de fe y espíritu de trabajo y comunidad en torno a la Virgen.

Aquí les dejamos algunas fotos

jueves, 18 de septiembre de 2008

Postales de San Martin Norte

Acá posteo las postales que llevamos al pueblo. Espero les gusten.
Saludos

Facu

From Postales San Martín

From Postales San Martín

From Postales San Martín

From Postales San Martín

lunes, 4 de agosto de 2008

Lo bueno que hay en vos




Lo bueno que hay en vos... para ustedes










Te
cuento que en un invierno (algún invierno del alma, ya sabés, en que
peleás con vos mismo,en que te anulás, y en vos nada bueno ves),
Vino al rescate un hermano: viéndome ciego de mí, se compadeció.
"Dejá a los otros -me dijo-que encuentren y tomen lo bueno que hay en vos",

¡Lo bueno que hay en vos!
Ese milagro único que sos.
Misterio que hay en vos...
Tu manantial, que nos fluye desde Dios.
¡Lo bueno que hay en vos!
Que a veces está oculto para vos.
Lo hermoso que hay en vos...
¡Deja que tomen lo bueno que hay en vos!
(Lo bueno que hayen cada cual,y en mí y en vos!).

Herida y sin aceptarse, tu alma baja a su sótano, y allí olvida el bien de su vida...
“¡No hay nada digno de ser amado en mí!"
Amnesia autodestructiva, que el amor y la memoria podrán curar.
Memoria de tantos bienes...
Amor que se alegra y comparte la vida que hay.

Cuando esa niebla te pierda...
Cuando parezca que sólo, a tu alrededor,
sea lícito el pesimismo,
y vale muy poco una vida y ya no es un don...
¡Déjame ir a tu rescate,
cuando esa nada ahogue tu corazón!
Sean mis ojos tu espejo
... y vuelvas a ver lo valioso que hay en vos

viernes, 18 de julio de 2008

Perdonar no es condición para ser perdonado

Perdonar no es condición para ser perdonado

Fuente: Catholic.net
Autor: P. Juan Carlos Ortega



Una de las exigencias más difíciles de la fe y de la vida cristiana es la práctica de la confesión frecuente.

Abundantes son los síntomas de la permanencia de esta crisis. ¡Cuántos padres de familia, cuando sus hijos se acercan al sacramento del Bautismo o a la Primera Comunión o al Matrimonio, sufren en su interior una división entre el deseo de acompañarles recibiendo la Eucaristía y el temor de tenerse que confesar después de muchos años! ¡Cuánto forcejeo durante la cuaresma para cumplir con la confesión anual!

Podríamos pensar que esto ocurre entre los creyentes no practicantes. Pero el fenómeno se presenta igualmente entre los que sí practican su fe. Basta mirar la desproporción entre las personas que cumplen con la misa dominical y las que se acercan a comulgar. ¡Cuántos jóvenes fervorosos y asiduos a las actividades parroquiales y apostólicas se alejan tras sus primeras experiencias de pecado grave y el temor de confesarlas!

No podemos ser ingenuos: junto a tantos buenos cristianos que practican con fe y confianza la confesión frecuente, se debe afirmar la existencia de una crisis en la práctica de la confesión.

¿Cuál es el verdadero problema de fondo que provoca la baja frecuencia en la práctica del sacramento de la Reconciliación? No pregunto a quienes no tienen fe o no practican la religión católica; dirijo mi pregunta a ti, que quieres ser, y en general eres, buen cristiano: ¿por qué no te confiesas con más frecuencia?

Seguramente son varios los motivos. Deseo hablar de uno que no se ha considerado suficientemente. En muchos casos, los buenos cristianos no se acercan a la confesión porque en su interior tienen un profundo sentido de justicia y 'prueban un sentimiento de indignidad ante la grandeza del don recibido. Pero tienen razón en sentirse indignos'.

Para entender lo anterior, nos puede ayudar un hecho que me ocurrió cuando era niño. Con motivo de mi cumpleaños esperaba un regalo especial. Mis papás, con el deseo de darme una sorpresa, me escondieron el regalo. Yo, pensando que habían olvidado comprarlo, me enojé con ellos, pero mi buena hermana me dijo dónde estaba escondido. Cuando lo encontré, tenía vergüenza de acercarme a mis papás, pero no por haberme enojado, sino porque comprendía que no era justo ni merecido el regalo que me habían conseguido. Ellos, a la vez que me festejaron alegremente mi cumpleaños, me hicieron caer en la cuenta de mi mala acción. Fue ahí donde comprendí, que perdonar no es un acto de justicia sino de amor. Todo perdón es injusto, pues no se lo merece el perdonado. Todo perdón es amor gratuito por parte de quien perdona y don inmerecido por parte de quien lo recibe.

Es necesario, nos dice el Papa 'volver a proponer con nueva audacia el sentido y la práctica de este sacramento' . Según esto, ¿qué les propongo?

'Perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores' (Mt 6,12) no significa principalmente que si yo no perdono no seré perdonado por Dios. Esto podría reducir el perdón divino a un simple acto de justicia. Por el contrario su perdón es siempre un acto gratuito e inmerecido por nuestra parte. Perdonar no es condición para ser perdonado:

Dios está siempre dispuesto a perdonar.
Perdonar, es decir, acoger al otro cuando no se lo merece, es necesario para aceptar el perdón de Dios, aunque sabemos que nosotros no lo merecemos. Pero a la vez, experimentar el perdón de Dios, no merecido por nuestras obras, es necesario para ser capaces de perdonar las injusticias que recibimos. Así lo afirma el Santo Padre: 'Sólo quien ha sentido la ternura del abrazo del Padre puede transmitir a los demás el mismo calor, cuando ofrece el perdón'.

¿Qué les propongo para que se acerquen con más frecuencia a confesarse? Les invito a descubrir la belleza del perdón; es decir, descubrir la belleza de perdonar sinceramente a quienes les han hecho mal y descubrir la belleza de ser perdonado aunque no lo merecemos.






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jueves, 17 de julio de 2008

"Joven amigo, Dios espera mucho de Tí'

"Joven amigo, Dios espera mucho de ti" PDF Imprimir E-Mail
escrito por Católico Digital   
martes, 15 de julio de 2008

 

Image
El Papa se dirige a los jóvenes por SMS, utilizando las abreviaturas propias del lenguaje de los mensajes de texto.

La palabra de Dios también se difunde vía sms. El Papa Benedicto XVI envió ayer su primer SMS durante la XXIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), organizada en Sydney, Australia. Fue un mensaje de texto multitudinario, en el que se dirigió a cientos de jóvenes, en el lenguaje propio del medio, utilizando la letra ''u'' por la palabra ''you'' y firmando como BXVI.

"Young friend, God & his people expect much from u, because u have within u the Father''s supreme gift: the Spirit of Jesus - BXVI", dice el sms.

Una frase que en español significa: "Joven amigo, Dios y su gente esperan mucho de ti, porque tú tienes dentro de ti el mejor regalo del Padre: El espíritu de Jesús - BXVI".




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Eucaristía y silencio

Eucaristía y silencio

Fuente: Catholic.net
Autor: P Antonio Rivero LC



La vida crece silenciosamente en el oscuro seno de la tierra y en el seno silencioso de la madre. La primavera es una inmensa explosión, pero una explosión silenciosa.

Dios fue silencioso durante muchos siglos, y en ese silencio se gestaba la comunicación más entrañable: el diálogo entre Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¿Qué es el silencio?

Es esa capacidad interior de saber estar reposado, calmado, controlando y encauzando los sentidos internos y externos. Es esa capacidad de callar, de escuchar, de recogerse. Es esa capacidad de cerrar la boca en momentos oportunos, de calmar las olas interiores, de sentirse dueño de sí mismo y no dominado o esclavo de sus alborotos.

Uno de los males de la actualidad es el aburrimiento, que se origina de la incapacidad del hombre de estar a solas consigo mismo. El hombre de la era atómica no soporta la soledad y el silencio, y para combatirlos echa mano de un cigarrillo, una radio, la televisión, y para evadirse del silencio se echa ciegamente en brazos de la dispersión, la distracción y la diversión.

¿Para qué sirve el silencio?

Es muy útil para reponer fuerzas, energías espirituales, calmarse, para encontrarnos con nosotros mismos, para conocernos mejor, más profundamente.

Es imprescindible para ser creativos. Todo artista, científico, pensador, necesita desplegar en su interior un gran silencio para poder generar percepciones, ideas, creaciones. Los grandes genios del arte y de la literatura fueron hombres que dedicaban mucho tiempo al silencio. Y de esos momentos de silencio brotaron las grandes obras. Es lo que llamamos el silencio creador, fecundo, productivo.

Es condición indispensable para escuchar y encontrarnos con Dios. Jamás le escucharemos si estamos sumergidos en el oleaje de la palabrería, dispersión, agitación. El encuentro con Dios se da en el silencio del alma. Así lo dice santa Teresa de Jesús: "Pues hagamos cuenta que dentro de nosotros está un palacio de grandísima riqueza, todo su edificio de oro y piedras preciosas –en fin, como para tal Señor-, y que sois vos parte de que aqueste edificio sea tal, como a la verdad lo es (que es ansí, que no hay edificio y de tanta hermosura como un alma limjpia y llena de virtudes, y mientras mayores, más resplandecen las piedras), y que en este palacio está este gran Rey y que ha tenido por bien ser vuestro Padre y que está en un trono de grandísimo precio, que es vuestro corazón" (Camino de perfección, 28, 9).

Y san Juan de la Cruz nos susurra al oído: "El alma que le quiere encontrar ha de salir de todas las cosas con la afición y la voluntad, y entrar dentro de sí mismo con sumo recogimiento. Las cosas han de ser para ella como si no existiesen...Dios, pues, está escondido en el alma y ahí le ha de buscar con amor el buen contemplativo, diciendo: ¿A dónde te escondiste?" (Cántico espiritual, 1, 6).


¡El valor del silencio!

Las grandes decisiones en la vida nacieron de momentos de silencio.

Necesitamos del silencio para una mayor unificación personal. La mucha distracción produce desintegración y ésta acaba por engendrar desasosiego, tristeza, angustia.

Hay diversas clases de silencio.

Jesús nos dijo: "cierra las puertas". Cerrar las puertas y ventanas de madera es fácil. Pero aquí se trata de unas ventanas más sutiles, para conseguir ese silencio.

Está, primero, el silencio exterior, que es más fácil de conseguir: silencio de la lengua, de puertas, de cosas y de personas. Es fácil. Basta subirse a un cerro, internarse en un bosque, entrar en una capilla solitaria, y con eso se consigue silencio exterior.

Pero está, después, el silencio interior: silencio de la mente, recuerdos, fantasías, imaginaciones., memoria, preocupaciones, inquietudes, sentimientos, corazón, afectos. Este silencio interior es más difícil, pero imprescindible para oír a Dios e intimar con Él.

Los enemigos del silencio son la dispersión, el desorden, la distracción, la diversión, la palabrería, la excesiva juerga, risotadas, la velocidad, el frenesí, el ruido.

¿Qué relación hay entre eucaristía y silencio?

El mayor milagro se realiza en el silencio de la eucaristía. Las más íntimas amistades se fraguan en el silencio de la eucaristía. Las más duras batallas se vencen en el silencio de la eucaristía, frente al Sagrario. La lectura de la Palabra que se tiene en la misa debe hacerse en el silencio del alma, si es que queremos oír y entender. El momento de la Consagración tiene que ser un momento fuerte de silencio contemplativo y de adoración. Cuando recibimos en la Comunión a Jesús ¡qué silencio deberíamos hacer en el alma para unirnos a Él! Nadie debería romper ese silencio.

Las decisiones más importantes se han tomado al pie del silencio, junto a Cristo eucaristía. ¡Cuántas lágrimas secretas derramamos en el silencio! Juan Pablo II cuando era Obispo de Cracovia pasaba grandes momentos de silencio en su capillita y allí escribía sus discursos y documentos. ¡Fecundo silencio del Sagrario!

Así lo narra Juan Pablo II en su libro "¡Levantaos! ¡Vamos!": "En la capilla privada no solamente rezaba, sino que me sentaba allí y escribía...Estoy convencido de que la capilla es un lugar del que proviene una especial inspiración. Es un enorme privilegio poder vivir y trabajar al amparo de este Presencia. Una Presencia que atrae como un poderoso imán..." .

Preguntemos a María si el silencio es importante. El silencio de la Virgen no es un silencio de tartamudez e impotencia, sino de luz y arrobo...Todos hablan en la infancia de Jesús: los ángeles, los pastores, los magos, los reyes, Simeón, Ana la Profetisa...pero María permanece en su reposo y sagrado silencio. María ofrece, da, recibe y lleva a su Hijo en silencio. Tanta fuerza e impresión secreta ejerce el silencio de Jesús en el espíritu y corazón de la Virgen que la tiene poderosamente y divinamente ocupada y arrebatada en silencio.


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Antonio Rivero LC.














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    Sydney 2008



     
    JMJ Sydney 2008: Acogida de los jóvenes en el muelle

    Fuente: www.revistaecclesia.com
    Autor: S.S. Benedicto XVI

    Ilustrísimos Señores y Señoras,
    Queridos amigos australianos


    Os saludo hoy con gran alegría. Deseo agradecer al Gobernador General, el General Mayor Michael Jeffery, y al Primer Ministro Rudd el honor que me hacen con su presencia en esta ceremonia, así como la bienvenida que me han deparado de forma tan cortés. Como sabéis, he podido disponer de algún día de descanso desde mi llegada a Australia el domingo pasado.

    Estoy muy agradecido por la hospitalidad que me han brindado. Ahora me dispongo a tomar parte esta tarde en la ceremonia de "bienvenida al País" de la población indígena y celebrar después los grandes eventos que son objeto de mi Visita Apostólica a esta Nación: la XXIII Jornada Mundial de la Juventud.

    (...) Desde la primera Jornada Mundial de la Juventud, en 1986, ha resultado evidente que muchos jóvenes valoran la oportunidad de congregarse para profundizar en la propia fe en Cristo y compartir con otros una experiencia gozosa de comunión en su Iglesia. Desean escuchar la palabra de Dios y aprender más sobre su fe cristiana. Tienen deseos de participar en un evento que pone de relieve los grandes ideales que los inspiran, y regresan a sus casas repletos de esperanza, renovados en su decisión de construir un mundo mejor. Es para mí una alegría estar con ellos, rezar con ellos y celebrar la Eucaristía junto con ellos. La Jornada Mundial de la Juventud me llena de confianza ante el futuro de la Iglesia y el futuro de nuestro mundo.

    Es particularmente oportuno celebrar aquí la Jornada Mundial de la Juventud, dado que la Iglesia en Australia, además de ser la más joven entre las Iglesias de los diversos continentes, es también una de las más cosmopolita. Desde la llegada aquí de los primeros europeos a finales del siglo XVIII, este País se ha convertido en la morada no sólo de generaciones de emigrantes europeos, sino también de personas de cualquier rincón del mundo. La inmensa diversidad de la población australiana de hoy da un vigor especial a la que podría considerarse aún, comparándola con la mayor parte del resto del mundo, una nación joven.

    (...) Entre los colonos que venían de Europa había siempre una proporción significativa de católicos, y debemos estar justamente orgullosos por su contribución en la construcción de la Nación, en particular en los campos de la educación y la sanidad. Una de las figuras eminentes de la historia de este País es la Beata Mary Mackillop, ante cuya tumba rezaré después hoy mismo. Sé que su perseverancia frente a la adversidad, sus intervenciones para defender a cuantos eran tratados injustamente y su ejemplo concreto de santidad han llegado a ser fuente de inspiración para todos los australianos. (...) En el actual contexto más secularizado, la comunidad católica sigue ofreciendo una contribución importante a la vida nacional, no sólo a través de la educación y la sanidad, sino de modo especial indicando la dimensión espiritual de las cuestiones más relevantes del debate contemporáneo.

    Con tantos miles de jóvenes que visitan Australia en estos días, es obligado reflexionar sobre qué tipo de mundo estamos transmitiendo a las futuras generaciones. Según la letra de vuestro himno nacional, esta tierra "abunda en dones naturales, de una belleza rica y rara". Las maravillas de la creación de Dios nos recuerdan la necesidad de proteger el ambiente y llevar a cabo una administración responsable de los bienes de la tierra. A este respecto, noto que Australia se está comprometiendo seriamente para afrontar la propia responsabilidad de cuidar el ambiente natural. De la misma forma, con respecto al ambiente humano, este País ha sostenido generosamente operaciones internacionales para el mantenimiento de la paz, contribuyendo a la resolución de los conflictos en el Pacífico, en Asia del Sureste y en otros lugares. A causa de las muchas tradiciones religiosas representadas en Australia, éste es un territorio particularmente fértil para el diálogo ecuménico e interreligioso.

    (...) El tema elegido para la Jornada Mundial de la Juventud de 2008 está tomado de las palabras dirigidas por Jesús mismo a sus discípulos, tal como aparecen en los Hechos de los Apóstoles: "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo para ser mis testigos… hasta los confines del mundo" (1,8). Pido para que el Espíritu Santo otorgue una renovación espiritual a este País, al pueblo australiano, a la Iglesia en Oceanía y realmente hasta los extremos de la tierra. (...)


    Queridos jóvenes

    (…) Cualquiera que sea el País del que venimos, por fin estamos aquí, en Sydney. Y estamos juntos en este mundo nuestro como familia de Dios, como discípulos de Cristo, alentados por su Espíritu para ser testigos de su amor y su verdad ante los demás.

    Deseo agradecer a los Ancianos de los Aborígenes que me han dado la bienvenida antes de subir al barco en la Rose Bay. Estoy muy emocionado al encontrarme en vuestra tierra, conociendo los sufrimientos y las injusticias que ha padecido, pero consciente también de la reparación y de la esperanza que se están produciendo ahora, de lo cual pueden estar orgullosos todos los ciudadanos australianos. A los jóvenes indígenas –aborígenes y habitantes de las Islas del Estrecho de Torres– y Tokelauani les doy las gracias por la conmovedora bienvenida. A través de vosotros envío un cordial saludo a vuestros pueblos.

    (…) Veo ante mí una imagen vibrante de la Iglesia universal. La variedad de Naciones y culturas de las que provenís demuestra que verdaderamente la Buena Nueva de Cristo es para todos y cada uno; ella ha llegado a los confines de la tierra. Sin embargo, también sé que muchos de vosotros estáis aún en busca de una patria espiritual. Algunos, siempre bienvenidos entre nosotros, no sois católicos o cristianos. Otros, tal vez, os movéis en los aledaños de la vida de la parroquia y de la Iglesia. A vosotros deseo ofrecer mi llamamiento: acercaos al abrazo amoroso de Cristo; reconoced a la Iglesia como vuestra casa. Nadie está obligado a quedarse fuera, puesto que desde el día de Pentecostés la Iglesia es una y universal.

    Esta tarde deseo incluir también a los que no están aquí presentes. Pienso especialmente en los enfermos o los minusválidos psíquicos, a los jóvenes en prisión, a los que están marginados por nuestra sociedad y a los que por cualquier razón se sienten ajenos a la Iglesia. A ellos les digo: Jesús está cerca de ti. Siente su abrazo que cura, su compasión, su misericordia.

    (…) Y, obedeciendo al mandato de Cristo mismo, partieron dando testimonio del acontecimiento más grande de todos los tiempos: que Dios se ha hecho uno de nosotros, que el divino ha entrado en la historia humana para poder transformarla, y que estamos llamados a empaparnos del amor salvador de Cristo que triunfa sobre el mal y la muerte. En su famoso discurso en el areópago, San Pablo presentó su mensaje de esta manera: «Dios da a cada uno todas las cosas, incluida la vida y el respiro, de manera que todos lo pueblos pudieran buscar a Dios, y siguiendo los propios caminos hacia Él, lograran encontrarlo. En efecto, no está lejos de ninguno de nosotros, pues en Él vivimos, nos movemos y existimos» (cf. Hch 17, 25-28).

    Desde entonces, hombres y mujeres se han puesto en camino para proclamar el mismo hecho, testimoniando el amor y la verdad de Cristo, y contribuyendo a la misión de la Iglesia. (…) Se convirtieron en humildes pero tenaces constructores de gran parte de la herencia social y espiritual que todavía hoy es portadora de bondad, compasión y orientación a estas Naciones. Y fueron capaces de inspirar a otra generación. Esto nos trae al recuerdo inmediatamente la fe que sostuvo a la beata Mary MacKillop en su neta determinación de educar especialmente los pobres, y al beato Peter To Rot en su firme convicción de que la guía de una comunidad ha de referirse siempre al Evangelio. Pensad también en vuestros abuelos y vuestros padres, vuestros primeros maestros en la fe. También ellos han hecho innumerables sacrificios, de tiempo y energía, movidos por el amor que os tienen. (…)

    Hoy me toca a mí. (…) Sin embargo, la vista de nuestro planeta desde lo alto ha sido verdaderamente magnífica. El relampagueo del Mediterráneo, la magnificencia del desierto norteafricano, la exuberante selva de Asia, la inmensidad del océano Pacífico, el horizonte sobre el que surge y se pone el sol, el majestuoso esplendor de la belleza natural de Australia, todo eso que he podido disfrutar durante dos días, suscita un profundo sentido de temor reverencial.

    (…) Pero hay más, algo difícil de ver desde lo alto de los cielos: hombres y mujeres creados nada menos que a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,26). En el centro de la maravilla de la creación estamos nosotros, vosotros y yo, la familia humana «coronada de gloria y majestad» (cf. Sal 8,6). (…) Nosotros, sumidos en el silencio, en un espíritu de gratitud, en el poder de la santidad, reflexionamos.

    Y ¿qué descubrimos? Quizás con reluctancia llegamos a admitir que también hay heridas que marcan la superficie de la tierra: la erosión, la deforestación, el derroche de los recursos minerales y marinos para alimentar un consumismo insaciable. Algunos de vosotros provienen de islas-estado, cuya existencia misma está amenazada por el aumento del nivel de las aguas; otros de naciones que sufren los efectos de sequías desoladoras. (…)

    Pero hay más aún. ¿Qué decir del hombre, de la cumbre de la creación de Dios? Vemos cada día los logros del ingenio humano. La cualidad y la satisfacción de la vida de la gente crece constantemente de muchas maneras, tanto a causa del progreso de las ciencias médicas y de la aplicación hábil de la tecnología como de la creatividad plasmada en el arte. También entre vosotros hay una disponibilidad atenta para acoger las numerosas oportunidades que se os ofrecen. (…)

    Por eso, hemos de reflexionar algo más. Y así descubrimos que no sólo el entorno natural, sino también el social –el hábitat que nos creamos nosotros mismos– tiene sus cicatrices; heridas que indican que algo no está en su sitio. También en nuestra vida personal y en nuestras comunidades podemos encontrar hostilidades a veces peligrosas; un veneno que amenaza corroer lo que es bueno, modificar lo que somos y desviar el objetivo para el que hemos sido creados. Los ejemplos abundan, como bien sabéis. Entre los más evidentes están el abuso de alcohol y de drogas, la exaltación de la violencia y la degradación sexual, presentados a menudo en la televisión e internet como una diversión. Me pregunto cómo uno que estuviera cara a cara con personas que están sufriendo realmente violencia y explotación sexual podría explicar que estas tragedias, representadas de manera virtual, han de considerarse simplemente como «diversión».

    Hay también algo siniestro que brota del hecho de que la libertad y la tolerancia están frecuentemente separadas de la verdad. Esto está fomentado por la idea, hoy muy difundida, de que no hay una verdad absoluta que guíe nuestras vidas. El relativismo, dando en la práctica valor a todo, indiscriminadamente, ha hecho que la «experiencia» sea lo más importante de todo. En realidad, las experiencias, separadas de cualquier consideración sobre lo que es bueno o verdadero, pueden llevar, no a una auténtica libertad, sino a una confusión moral o intelectual, a un debilitamiento de los principios, a la pérdida de la autoestima, e incluso a la desesperación.

    Queridos amigos, la vida no está gobernada por el azar, no es casual. Vuestra existencia personal ha sido querida por Dios, bendecida por él y con un objetivo que se le ha dado (cf. Gn 1,28). La vida no es una simple sucesión de hechos y experiencias, por útiles que pudieran ser. Es una búsqueda de lo verdadero, bueno y hermoso. Precisamente para lograr esto hacemos nuestras opciones, ejercemos nuestra libertad y en esto, es decir, en la verdad, el bien y la belleza, encontramos felicidad y alegría. (…)
    Cristo ofrece más. Es más, ofrece todo. Sólo él, que es la Verdad, puede ser la Vía y, por tanto, también la Vida. (…)

    Queridos amigos, en casa, en la escuela, en la universidad, en los lugares de trabajo y diversión, recordad que sois criaturas nuevas. No estéis ante el Creador solamente llenos de estupor, alegrándoos por sus obras, sino tened presente que el fundamento seguro de la solidaridad humana está en el origen común de cada persona, el culmen del designio creativo de Dios para el mundo. Cómo cristianos, estáis en este mundo sabiendo que Dios tiene un rostro humano, Jesucristo, el «camino» que colma todo anhelo humano y la «vida» de la que estamos llamados a dar testimonio, caminando siempre iluminados por su luz (cf. ibíd., 100).

    La tarea del testigo no es fácil. Hoy muchos sostienen que a Dios se le debe "dejar en el banquillo", y que la religión y la fe, aunque convenientes para los individuos, han de ser excluidas de la vida pública, o consideradas sólo para obtener limitados objetivos pragmáticos. Esta visión secularizada intenta explicar la vida humana y plasmar la sociedad con pocas o ninguna referencia al Creador. Se presenta como una fuerza neutral, imparcial y respetuosa de cada uno. En realidad, como toda ideología, el laicismo impone una visión global. Si Dios es irrelevante en la vida pública, la sociedad podrá plasmarse según una perspectiva carente de Dios, y el debate y la política sobre el bien común se harán más a la luz de las consecuencias que de los principios enraizados en la verdad.

    Sin embargo, la experiencia enseña que el alejamiento del designio de Dios creador provoca un desorden que tiene repercusiones inevitables sobre el resto de la creación (cf. Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 1990, 5). (…)

    Y ¿que decir de nuestro entorno social? ¿Estamos suficientemente alerta ante los signos de que estamos dando la espalda a la estructura moral con la que Dios ha dotado a la humanidad (cf. Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 2007, 8)? (…) Esto nos lleva reflexionar sobre el lugar que ocupan en nuestra sociedad los pobres, los ancianos, los emigrantes, los que no tienen voz. ¿Cómo es posible que la violencia doméstica atormente a tantas madres y niños? ¿Cómo es posible que el seno materno, el ámbito humano más admirable y sagrado, se haya convertido en lugar de indecible violencia?

    (…) Nuestro mundo está cansado de la codicia, de la explotación y de la división, del tedio de falsos ídolos y respuestas parciales, y de la pesadumbre de falsas promesas. Nuestro corazón y nuestra mente anhelan una visión de la vida donde reine el amor, donde se compartan los dones, donde se construya la unidad, donde la libertad tenga su propio significado en la verdad, y donde la identidad se encuentre en una comunión respetuosa. Esta es obra del Espíritu Santo. Ésta es la esperanza que ofrece el Evangelio de Jesucristo. Habéis sido recreados en el Bautismo y fortalecidos con los dones del Espíritu en la Confirmación precisamente para dar testimonio de esta realidad. Que sea éste el mensaje que vosotros llevéis al mundo desde Sydney.

    (...)Queridos jóvenes de lengua española, la misión de ser testigos del Señor en todos los lugares de la tierra es una apasionante tarea, que exige acoger su Palabra e identificarse con Él, compartiendo con los demás la alegría de haber encontrado al verdadero amigo que nunca defrauda. Que este reto agrande vuestra generosidad. Un saludo muy cordial a todos.


    Toda la información acerca de la JMJ Sydney 2008


    Ser santos tomando 'vitamina C'

    Fuente: Zenit.org
    Autor: Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga

    El cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, invitó este miércoles a peregrinos hispanohablantes en Sydney a ser santos tomando 'vitamina C', es decir, descubriendo en sus vidas las fuerza de cuatro palabras: 'confirmación, comunión, confesión y Cristo'.

    El purpurado hondureño, quien es también presidente de Cáritas Interancional, dirigió una de las catequesis que han comenzado en este día a 600 chicos y chicas provenientes de Chile, Argentina, México, España, Costa Rica y Uruguay.

    Los peregrinos que participan en Sydney, Australia, de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud asisten del miércoles al viernes a catequesis multitudinarias sobre el Espíritu Santo y la misión, dictadas en 25 idiomas por cardenales y obispos de todo el mundo, en 250 locales diferentes.

    Durante la sesión del miércoles los obispos reflexionaron sobre el tema 'Llamados a vivir en el Espíritu Santo', enmarcado en la cita bíblica: 'Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por Él'.

    El cardenal presentó la centralidad del bautismo en la vida cristiana.
    'El bautismo es el día en que nacemos para Dios, aquí empieza la vida, ahí empieza la misión. Es el día más importante de nuestra vida y muchas veces no lo recordamos', subrayó.

    'Digamos sí a lo que es sí y no a lo que es no. Sabemos que vivir esto en la vida cotidiana a veces puede ser difícil, pero contamos con la presencia del Espíritu en nuestras vidas'.

    Rescató también la importancia de conocer a Cristo 'Sólo podemos seguir al Señor si tenemos un encuentro íntimo con Él'.

    Finalmente habló de la presencia del Espíritu en la vida de los jóvenes. 'En la Confirmación nos convertimos en soldados de Cristo pero a veces nos cuesta vivir la gracia del sacramento pero no podemos olvidar que el Espíritu nos acompaña... El Espíritu Santo quiere hacer de cada uno de ustedes un santo' concluyó el Purpurado.

    El cardenal Rodríguez Maradiaga sintetizó su catequesis pidiendo a los jóvenes que tomen mucha 'vitamina C', es decir 'confirmación, comunión, confesión y Cristo'.

    Todas las catequesis en los diversos lugares estuvieron acompañadas de cantos, reflexiones, preguntas, así como también un momento para confesiones, y concluyen con una misa celebrada por el cardenal u obispo asignado al grupo.

    Tras las catequesis y la oración de la mañana, en la tarde se celebró en diferentes lugares de Sydney el Festival de la Juventud.


     



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    miércoles, 16 de julio de 2008

    La Iglesia de Antioquía. Emociones a montón

     La Iglesia de Antioquía. Emociones a montón

    Fuente: Catholic.net
    Autor: Pedro García Misionero Claretiano



    El Papa Benedicto XVI estableció el Año del Apóstol San Pablo, comprendido entre las fechas 28 de Junio del 2008 al 29 de Junio del año 2009, para conmemorar el Bimilenario del nacimiento de Pablo, el hombre más providencial que Dios regaló a la Iglesia naciente.

    En las meditaciones de los lunes y martes realizaremos un modesto programa que pretende dar a conocer la vida del Apóstol y exponer en forma sencilla la doctrina cristiana de sus cartas inmortales, las catorce clásicas, incluida la de los Hebreos, la cual contiene claramente de principio a fin el pensamiento paulino, y encontrar por nosotros mismos las enseñanzas que Pablo nos transmite a todos. Pedro García Misionero Claretiano.


    _______________________________



    Un día del año 40 ó 41 se armó un serio revuelo en la primera iglesia de Jerusalén.

    -¿Ya saben la noticia? Dicen que en Antioquía se ha formado una nueva comunidad de prosélitos, de piadosos y hasta de paganos. Todos creen en el Señor Jesús. Y dicen que hasta se manifiesta el Espíritu realizando en ellos grandes prodigios.

    Total, que los apóstoles tomaron cartas en el asunto, y ordenaron a Bernabé, discípulo judío de Chipre, bondadoso, querido de todos, lleno del Espíritu Santo, y le encomendaron:

    -Vete a Antioquía. Entérate bien de todo, y nos mandas informes.

    La primera impresión de Bernabé fue una admiración profunda, acompañada de una enorme alegría:

    -Pero, ¿qué esto? ¡Aquí está la mano del Señor! ¡Tantos creyentes, venidos del paganismo! No se circuncidan, pero, ¡lo unidos que viven!... (Hch 11,19-30)

    ¿Cómo era posible tal prodigio, precisamente en Antioquía de Siria, una ciudad corrompida de veras, la más grande del Imperio después de Roma y Alejandría?Aquellos misioneros ambulantes, surgidos de Jerusalén cuando la muerte de Esteban, anunciaron a Jesús en Antioquía y se llegó a formar aquella iglesia tan esperanzadora.

    Bernabé no puede con su gozo. Aunque no se cree capaz de llevar él solo la organización de una comunidad tan numerosa y tan complicada también, de cristianos judíos, de prosélitos y de griegos o paganos.

    Y fue entonces cuando tomó la decisión, que ya sabemos, de ir personalmente a Tarso para traerse consigo a Pablo.

    Pasan juntos un año trabajando en la grande y bella ciudad. Un año en que sucedieron, tres acontecimientos señaladísimos.

  • Ante todo, con la actividad de Bernabé y el impetuoso Pablo, se unió a la Iglesia "una gran muchedumbre". Así lo dicen literalmente los Hechos: "una gran muchedumbre".

  • Después, algo que nos entusiasma y casi nos hace saltar las lágrimas de los ojos cuando lo leemos al pie de la letra: "En Antioquía fue donde, por primera vez, los discípulos recibieron el nombre de cristianos".

    ¿Quién fue el pagano que tuvo la ocurrencia de llamar así a los seguidores de aquella nueva secta de los judíos?...

    ¡Cristianos! Esos que siguen a ese tal que ellos llaman Cristo... Así recibimos el nombre que constituye nuestro mayor orgullo.

  • El otro hecho fue doloroso, pero emociona al ver el amor de hermanos que entraña. Un cristiano - sí, ¡un cristiano!, así nos vamos a llamar ya siempre -, de nombre Ágabo, dotado del don de profecía, se levantó en la asamblea, y exclamó lleno del Espíritu Santo:

    -Hermanos, va a venir una gran hambre sobre toda la tierra, en todo el Imperio.

    El hambre se cebó especialmente en Judea, y los cristianos de Antioquía determinaron:

    -¡Recursos para los hermanos de Judea! Que cada uno dé según sus posibilidades.

    Fue mucho lo que se recogió, y determinaron que fuesen Bernabé y Pablo los que llevaran personalmente aquel auxilio a los hermanos de Jerusalén.

    Corría el año 44. Y los dos enviados depositaron tan hermosa ofrenda a los pies de los presbíteros de la iglesia madre. Eran los días en que los apóstoles sufrían la persecución en Jerusalén, cuando el rey Herodes Agripa mandó decapitar a Santiago y encarceló a Pedro para ejecutarlo también.

    En aquellas circunstancias de persecución sobre los apóstoles, Pablo y Bernabé no se detienen en Jerusalén y regresan pronto a Antioquía, donde pronto se va a realizar un hecho de importancia grandísima (Hechos 13,1-3)

    Se hallaban todos en asamblea cristiana, presidida por maestros y profetas como Simeón el Negro, Lucio de Cirene, Manahem, hermano de leche de Herodes Antipas - el rey que mandó decapitar a Juan el Bautista, - además de Bernabé y Pablo.

    Celebraban el culto, y se alzó la voz de un espontáneo, dotado del don de profecía:

    "¡Sepárenme a Bernabé y a Pablo para la obra a que los tengo llamados!".

    Se adivinó clara la voz del Espíritu Santo, y fue obedecida prontamente.

    -¿A dónde hay que ir?... Oraron todos, ayunaron, y encomendaban el asunto al Cielo mientras los dos elegidos escogían el primer puesto de misión.

    Bernabé era judío helenista de Chipre, y decidieron, como lo más práctico y como la mejor prueba, empezar por esa isla. De allí darían el salto Asia Menor en el continente.

    La iglesia de Antioquía fue la primera en sentirse misionera, diríamos, de manera oficial.

    Sus dirigentes impusieron las manos a los dos elegidos, mientras todos los despedían emocionados:

    -¡Vayan! ¡Lleven a todas partes el nombre del Señor Jesús!...


    ¡Qué escena tan emotiva, repetida después mil veces en la Iglesia a través de los siglos!

    San Gregorio Magno, al enviar misioneros desde Roma a Inglaterra:
    -¡Vayan al país que nos manda a esos hombres rubios que parecen ángeles!...

    Francisco de Asís a sus frailes:
    -¡Hermanos! A Marruecos, a convertir a los mahometanos o a sufrir el martirio!

    Jordán de Sajonia, sucesor de Domingo de Guzmán, a los primeros dominicos:
    -¿Quién quiere ir a las misiones extranjeras?... Y todos los presentes, arrodillados y generosos: -¡Padre, mándeme a mí!

    Ignacio de Loyola:
    -¡Maestro Javier! ¡Maestro Rodrígues!, Dios los quiere en la India… ¡José Anchieta, marcha a Brasil!

    El Padre Colin:
    -Bataillon, Pedro Luis Chanel, Mis hermanos Marianistas: ¡Oceanía les espera con sus islas innumerables!…

    Así han sido, y así todavía siguen siendo todos los envíos de misioneros y misioneras de la Iglesia, y esto se les dice cuando se les impone el Crucifijo.

    Y así lo haremos siempre, imitando el gesto que nos enseñara la iglesia antioquena con el envío de Pablo y Bernabé…

    Todo esto de Antioquía nos los escribe Lucas, el querido Lucas, médico antioqueno, pagano convertido, testigo de muchas cosas que narra de aquella iglesia envidiable.

    Escapado de Jerusalén cuando Dios lo libera milagrosamente de la cárcel, Pedro tendrá también en Antioquía - al menos temporalmente -, su cátedra de primado de la Iglesia.

    Esta Iglesia dará después grandes Santos, como Juan Crisóstomo; pero, ante todo, Ignacio de Antioquía, una de las figuras más queridas de la antigua Iglesia, y que en estos días era un simple muchacho, discípulo de los apóstoles, entusiasmado por Jesús y su Iglesia.

    ¡Antioquía! Ciudad e Iglesia de tantos recuerdos cristianos…


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Pedro García Cmf







     



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    Misa de inauguración de la JMJ 2008

    Misa de inauguración de la JMJ 2008

    Fuente: www.wyd2008.org
    Autor: Cardenal George Pell, Arzobispo de Sydney

    Todos sabemos que Cristo nuestro Señor es a menudo descrito como el Buen Pastor del salmo responsorial de hoy. Nos han dicho que él nos guía a aguas tranquilas, reaviva nuestros espíritus decaídos y nos permite descansar en paz. Profundizando en esta imagen, Jesús una vez explicó que el buen pastor estaba preparado para dejar sus 99 ovejas e ir a buscar la que se le había perdido. Hoy en día, pocos países tienen pastores que cuidan de sólo 20 ó 30 ovejas, y en Australia con grandes granjas y rebaños, el consejo de Nuestro Señor no es muy práctico.

    Si la oveja perdida fuera valiosa y saludable, entonces puede tener sentido dedicar un tiempo para buscarla. De otra manera, usualmente sería abandonada o su ausencia no sería notada. Jesús decía que tanto Él como Su Padre no son así, porque Él conoce cada una de Sus ovejas y como un buen padre va en búsqueda de la oveja perdida que ama, en particular si está enferma, en problemas o si no puede valerse por sí misma. Al inicio de esta Misa les di la bienvenida a todos ustedes a esta semana de la Jornada Mundial de la Juventud y nuevamente se las ofrezco ahora. Sin embargo, no quisiera empezar con las 99 ovejas saludables, aquellos de ustedes que se encuentren ya abiertos al Espíritu Santo y que quizás ya han sido testigos firmes de su fe y amor. Comenzaré dándoles la bienvenida y animando a todos los que se consideren perdidos, en angustia profunda, con pocas esperanzas o incluso exhaustos.

    Sean jóvenes o ancianos, mujeres u hombres, Cristo sigue llamando a aquéllos que sufren a que se acerquen a Él para sanarlos, así como lo ha venido haciendo durante 2.000 años. Las causas de las heridas son secundarias, ya sea por drogas, alcohol, crisis familiar, la lujuria de la carne, soledad o muerte. Y quizás hasta el vacío del éxito. El llamado de Cristo es para todos los que sufren, no sólo para católicos o personas de otras religiones, sino especialmente para aquéllos sin religión. Cristo les está llamando para regresar a casa, para vivir el amor, la reconciliación y la comunión.

    Nuestra primera lectura hoy fue del libro de Ezequiel, que junto con Isaías y Jeremías, fue uno de los tres grandes profetas judíos. Muchas partes de Australia todavía sufren sequía y es por eso que todos los australianos comprenden lo que es un valle de huesos secos y esqueletos sin carne. Esta visión desalentadora es ofrecida en primer lugar a todos ustedes e incluso a aquellas personas tentadas de decir: 'no tenemos más esperanzas, nos sentimos como muertos'. Esto nunca es verdad mientras todavía podamos elegir. Mientras haya vida, siempre estará la opción de esperanza y con la esperanza en Cristo llega la fe y el amor. Hasta el final estamos siempre en posición de elegir y actuar. Esta visión del valle de los huesos secos, la más espectacular en toda la Biblia, fue dada cuando la mano de Dios vino sobre Ezequiel mientras los judíos estaban cautivos en Babilonia, probablemente antes y no después, en el siglo VI antes de Cristo. Durante 150 años el destino político del pueblo judío estuvo en decadencia, primero en manos de los asirios, y luego en el año 587 antes de Cristo llegó la derrota catastrófica final y su viaje al exilio.

    El pueblo judío había perdido las esperanzas y se sentía impotente para cambiar su situación. Ésta es la historia de la versión dramática de Ezequiel donde los muertos estaban ciertamente muertos y los esqueletos se habían tornados blanquecinos debido a que las aves de rapiña les habían despojado de sus carnes. Fue el inmenso campo de batalla de los cuerpos no enterrados. Un Ezequiel dubitativo y reacio fue incitado por Dios a profetizar sobre aquellos huesos, y mientras lo hacía, los huesos se precipitaron todos juntos de forma ruidosa creando un terremoto. Los tendones se unieron a los huesos, y carne y piel vistieron los cadáveres. Luego en otro episodio, el aliento o el Espíritu, vino de los cuatro rincones de la tierra mientras los cuerpos 'volvían a la vida nuevamente y se paraban sobre sus pies formando un ejército grande e inmenso'.

    Mientras nosotros vemos esta visión como una prefiguración de la resurrección de los muertos, los judíos de los tiempos de Ezequiel no creían en tal concepto después de la vida. Para ellos, el inmenso ejército resucitado representaba a todo el pueblo judío, a aquéllos del reino del norte llevados a Asiria, a aquéllos en casa y a aquéllos en Babilonia. Los judíos iban a ser reconstituidos como un pueblo en su propia tierra y sabrían que el único verdadero Dios había hecho esto. Y todo esto vino a suceder. Por los siglos nosotros los cristianos hemos usado este pasaje litúrgico en Pascua, especialmente para el Bautismo de catecúmenos en la noche del Sábado Santo y es, por supuesto, una imagen poderosa de la verdadera fuerza regenerativa de Dios para esta vida y la eternidad.

    La sabiduría secular proclama que el leopardo no cambia sus manchas, pero nosotros los cristianos creemos en el poder del Espíritu para convertir y cambiar a las personas del mal al bien; del miedo e incertidumbre a la fe y la esperanza. Los creyentes nos vemos alentados por la visión de Ezequiel, porque conocemos el poder del perdón de Dios, la capacidad de Cristo y la tradición católica que provoca el nacimiento de nueva vida incluso en circunstancias poco probables. Ese mismo poder vislumbrado en la visión de Ezequiel se nos ofrece hoy, a todos nosotros sin excepción. Ustedes jóvenes peregrinos pueden ver el futuro que se extiende ante ustedes tan rico en promesas.

    La parábola evangélica del sembrador les recuerda la gran oportunidad que tienen para abrazar su vocación y producir una abundante cosecha y abundantes frutos. Mateo, Marcos y Lucas ubican a esta historia del sembrador al inicio del conjunto de parábolas de Jesús. La historia explica algunas verdades fundamentales sobre los retos del discipulado cristiano y se enumeran las alternativas para una vida cristiana fructífera. La fidelidad no es automática o inevitable. Un detalle hace que la parábola sea más convincente, porque parece que los judíos en el tiempo de Nuestro Señor tiraban las semillas sobre el terreno antes de que el mismo fuera arado, eso explica un poco mejor el hecho de que las semillas también caen en lugares pocos probables y no sólo en los surcos. ¿Estamos entre aquéllos cuya fe ha sido arrebatada por el diablo, como cuando Nuestro Señor explica la imagen de las aves del cielo engulléndose las semillas? Nadie en esta Misa estaría en esa categoría. Algunos podrían ser como la semilla en terreno rocoso que no puede echar raíces. Aquellas personas en esta segunda categoría es probable que deban esforzarse para volver a empezar en la vida espiritual, o al menos examinar la posibilidad de hacerlo. Pero la mayoría de nosotros estamos en la tercera y cuarta categorías, donde la semilla ha caído en tierra fértil y está creciendo y floreciendo, o estamos en peligro de ser asfixiados por las preocupaciones de la vida.

    Todos nosotros, incluidos los que ya no son jóvenes, tenemos que rezar sabiduría y perseverancia. No tengo dudas en creer que Nuestro Señor explicó en detalle el significado de esta parábola a sus seguidores más cercanos y que ellos le hubieran solicitado hacerlo repetidamente. Pero las preguntas de los discípulos provocaron una respuesta desconcertante cuando Nuestro Señor dividió a sus oyentes en dos grupos: aquéllos a quienes los misterios del Reino les fueron revelados y el resto para quiénes las parábolas siguen siendo sólo parábolas. Este segundo grupo se describe en las palabras del profeta Isaías como los que 'quizás pueden ver pero no percibir, escuchar pero no entender'. Probablemente el trasfondo de esto es el asombro de los discípulos de Nuestro Señor ante el gran número que no acepta su enseñanza. ¿Por qué esto todavía es así? ¿Qué debemos hacer para estar entre los destinatarios de las revelaciones de los misterios del Reino? El llamado del único Dios verdadero sigue siendo un misterio, sobre todo hoy, cuando a muchas personas les resulta difícil creer. Incluso en el tiempo de los profetas, muchos de sus oyentes permanecían espiritualmente sordos y ciegos, mientras que otros a través del tiempo alcanzaban a admirar la belleza de la enseñanza de Jesús, pero nunca fueron inspirados a responder a su llamado. Nuestra tarea es estar abiertos al poder del Espíritu para permitir que el Dios de las sorpresas pueda actuar a través de nosotros. La motivación humana es compleja y misteriosa, ya que a veces católicos y otros cristianos de fuerte devoción pueden rezar y ser buenos, pero también pueden estar decididos a no tomar siquiera un paso hacia adelante. Por otro lado, algunos seguidores de Cristo pueden ser mucho menos entusiastas y fieles, pero abiertos al desarrollo y a cambiar para mejor porque se dan cuenta de su indignidad y su ignorancia. ¿Dónde están ustedes? Sea cual fuera nuestra situación debemos rezar por una apertura de corazón, por la voluntad de dar el siguiente paso, incluso tenemos miedo de aventurarnos demasiado. Si tomamos la mano de Dios, Él hará el resto. La confianza es la clave. Dios no nos fallará.

    ¿Cómo podemos trabajar para evitar deslizarnos desde la última y mejor categoría de los que dan mucho fruto a aquéllos que 'son asfixiados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida' y que no producen frutos en lo absoluto? La segunda lectura de la carta de Pablo a los Gálatas nos señala la dirección correcta, nos recuerda que cada persona debe tomar postura en la vieja lucha entre el bien y el mal, entre lo que Pablo llama la carne y el Espíritu. No es suficiente ser solamente un observador o tratar de vivir en 'tierra de nadie' entre las partes beligerantes. La vida nos obliga a elegir y a la larga destruye cualquier posibilidad de neutralidad.

    Vamos a dar buenos frutos si aprendemos el idioma de la Cruz y dejamos que ella selle nuestros corazones. El lenguaje de la Cruz nos da los frutos del Espíritu que Pablo enumera, nos permite experimentar la paz y la alegría, ser amables con regularidad y generosos con los demás. El seguimiento de Cristo no está libre de costos, no siempre es fácil porque requiere luchar contra lo que San Pablo llama 'la carne', nuestro ego implacable y el viejo egoísmo. Siempre es una batalla, ¡incluso para las personas mayores como yo! No pasen su vida sentados al borde del camino manteniendo sus opciones abiertas., Sólo el compromiso plenifica.

    La felicidad viene de cumplir nuestras obligaciones, haciendo nuestro deber, sobre todo en los pequeños asuntos y de manera regular; de esta forma nos elevamos para hacer frente a desafíos más difíciles. Muchos han descubierto su vocación durante las Jornadas Mundiales de la Juventud. Ser un discípulo de Jesús exige disciplina, en particular la autodisciplina, lo que Pablo llama autocontrol. La práctica del autocontrol no hará que ustedes sean perfectos (no lo ha hecho conmigo), pero el autocontrol es necesario para desarrollar y proteger el amor en nuestros corazones y evitar que otros, especialmente nuestra familia y amigos, sean heridos por nuestras fallas o pereza. Pido para que a través del poder del Espíritu todos ustedes se unan a ese inmenso ejército de santos, sanados y reconciliados, como le fue revelado a Ezequiel. Un ejército que ha enriquecido la historia de la humanidad por innumerables generaciones y que recibe la recompensa en el cielo luego de esta vida.

    Permítanme concluir con la adaptación de uno de los más poderosos sermones de San Agustín, el mejor teólogo del primer milenio y obispo en la pequeña ciudad de Hipona al norte de África alrededor de 1600 años atrás. En los próximos cinco días de oración y celebración espero que vuestros espíritus se eleven, como el mío siempre lo hace, en el entusiasmo de esta Jornada Mundial de la Juventud. Pidamos a Dios estar alegres de poder participar en este evento, a pesar de los costos, las molestias y las distancias recorridas. Durante esta semana tenemos todo el derecho de regocijarnos y celebrar la liberación de nuestras faltas y la renovación de nuestra fe. Estamos llamados a abrir nuestros corazones al poder del Espíritu.

    Y a los jóvenes les doy tan sólo un gentil recordatorio de que en su entusiasmo y emoción ¡no se olviden de escuchar y rezar! Muchos de ustedes han recorrido un largo camino y quizás crean que han llegado, de hecho, ¡a los confines de la tierra! Si es así, eso es bueno, ya que Nuestro Señor les dijo a sus primeros apóstoles que serían sus testigos en Jerusalén hasta los confines de la tierra. Esta profecía se ha cumplido en el testimonio de muchos misioneros de este vasto continente, y se cumple una vez más por nuestra presencia aquí.

    Estos días pasarán muy rápido y la semana próxima volveremos a nuestras tierras. Por algún tiempo algunos de ustedes encontrarán que el mundo real de casa y parroquia, trabajo o estudio, es algo poco excitante y hasta decepcionante. Pronto, demasiado pronto, todos ustedes se irán de aquí. Por muy corto tiempo nos encontramos aquí en Sidney en el centro del mundo católico, pero la semana que viene el Santo Padre regresará a Roma y nosotros como habitantes de Sidney volveremos a nuestras parroquias, mientras que ustedes, ahora peregrinos de visita, volverán a sus casas en lugares cercanos o lejanos. En otras palabras durante la semana próxima nos despediremos. Pero cuando partamos felices después de haber disfrutado de estos días, no dejemos que nos apartemos nunca de nuestro querido Dios y de su Hijo Jesucristo.

    Y que María, Madre de Dios, a quién invocamos en esta Jornada Mundial de la Juventud como Nuestra Señora de la Cruz del Sur, nos fortalezca en esta resolución. Y por eso rezo. Ven, ven O Aliento de Dios, desde los cuatro vientos, de todas las naciones y los pueblos de la tierra y bendice nuestra Gran Tierra Austral del Espíritu Santo. Danos fuerza también para ser otro gran e inmenso ejército de servidores humildes y fieles testigos. Ofrecemos esta oración a Dios nuestro Padre en el nombre de Cristo su Hijo. Amén.

    Lecturas: Ezequiel 37, 1-14; Salmo 23. Gálatas 5, 16-17 y 22-25; Lucas 8, 4-15


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    martes, 15 de julio de 2008

    Significado de las JMJ


    Significado de las JMJ

    Fuente: zenit.org
    Autor: S.S. Benedicto XVI

    Lucio Brunelli, periodista de la RAI, canal público de la televisión italiana

    Santidad, esta es su segunda Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), la primera, por decirlo de algún modo, totalmente suya. ¿Con cuáles sentimientos se dispone a vivirla y cuál es el mensaje principal que desea dejar a los jóvenes? Por otra parte, ¿piensa que de las Jornadas Mundiales de la Juventud influyen profundamente en la vida de la Iglesia que las acoge? Y, por último, ¿piensa que la fórmula de estos encuentros de masa sigue siendo actual?


    Benedicto XVI

    Voy con sentimientos de gran alegría a Australia. Tengo bellísimos recuerdos de la JMJ de Colonia: no fue simplemente un acontecimiento de masas, fue sobre todo una gran fiesta de la fe, un encuentro humano de la comunión en Cristo. Vimos cómo la fe abre las fronteras y tiene realmente una capacidad de unión entre las diferentes culturas, y crea alegría. Y espero que suceda lo mismo ahora en Australia. Por este motivo, estoy contento al ver a muchos jóvenes, y verles unidos en el deseo de Dios y en el deseo de un mundo realmente humano. El mensaje esencial se presenta en las palabras que constituyen el eslogan de esta JMJ: hablamos del Espíritu Santo que nos hace testigos de Cristo. Por tanto, quisiera concentrar mi mensaje precisamente en esta realidad del Espíritu Santo, que se presenta en varias dimensiones: es el Espíritu que actúa en la Creación. La dimensión de la Creación está muy presente, pues el Espíritu es creador. Me parece un tema muy importante en nuestro momento actual. Pero el Espíritu es también inspirador de la Escritura: en nuestro camino, a la luz de la Escritura, podemos caminar junto al Espíritu Santo. El Espíritu Santo es Espíritu de Cristo, por tanto, nos guía en comunión con Cristo y finalmente se muestra según san Pablo en los carismas, es decir, en un gran número de dones inesperados que cambian según los diferentes tiempos y que dan nueva fuerza a la Iglesia. Y, por tanto, estas dimensiones nos invitan a ver las huellas del Espíritu y a hacer visible al Espíritu también a los demás.

    Una JMJ no es simplemente un acontecimiento de este momento: se prepara con un largo camino con la Cruz y con el icono de la Virgen. Se prepara desde el punto de vista de la organización, pero también espiritual. Por tanto, estos días no son más que el momento culminante de un largo camino precedente. Todo es fruto de un camino, de ponernos juntos en camino hacia Cristo. La JMJ, además, crea una historia, es decir, se crean amistades, se crean nuevas inspiraciones: de este modo continúa la JMJ. Esto me parece muy importante: no sólo hay que ver estos tres o cuatro días, sino hay que ver todo el camino que precede y el que sigue. En este sentido, me parece, la JMJ, al menos para el próximo futuro nuestro, es una fórmula válida que nos prepara para comprender que desde diferentes puntos de vista y de diferentes partes de la tierra avanzamos hacia Cristo y hacia la comunión. Aprendemos así de nuevo a caminar juntos. En este sentido, espero que también sea una fórmula para el futuro.


    Videomensaje del Papa a Australia y a los jóvenes peregrinos

    Fuente: vatican.va
    Autor: S.S. Benedicto XVI

    Al amado pueblo de Australia,

    y a los jóvenes peregrinos que participan en la Jornada Mundial de la Juventud 2008



    "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo,
    que vendrá sobre vosotros,
    y seréis mis testigos"
    (Hechos 1, 8)



    ¡La gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo esté con todos vosotros! En unos días comenzaré mi visita apostólica a vuestro país para celebrar la 23a Jornada Mundial de la Juventud en Sydney. Aguardo con emoción los días que pasare con vosotros, especialmente las ocasiones para rezar y reflexionar con los jóvenes de todas las partes del mundo.

    Ante todo deseo expresar mi aprecio a todos los que han ofrecido su tiempo, sus recursos y sus oraciones para hacer posible esta celebración. Gobierno australiano y gobierno provincial de Nueva Gales del Sur, organizadores de todos los acontecimientos, miembros de la comunidad de agentes económicos que os habéis ofrecido como patrocinadores: todos vosotros habéis apoyado con generosidad este acontecimiento, y en nombre de todos los jóvenes que participarán en la Jornada Mundial de la Juventud os doy las gracias sinceramente.

    Muchos jóvenes han hecho grandes sacrificios para poder emprender el viaje a Australia y rezo para que sean ampliamente recompensados. Las parroquias, las escuelas y las familias han sido muy generosas para acoger a estos jóvenes visitantes. También ellas merecen nuestra gratitud y nuestro aprecio.

    "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos" (Hechos 1, 8). Este es el tema de la 23a Jornada Mundial de la Juventud. ¡Cuánta necesidad tiene nuestro mundo de una nueva efusión del Espíritu Santo! Muchos no han escuchado todavía la Buena Noticia de Jesucristo; otros muchos, por diferentes motivos, no han reconocido en esta Buena Nueva la única verdad salvadora que puede satisfacer las expectativas más profundas de sus corazones. El salmista reza: "Envía tu Espíritu creador y renovarás la faz de la tierra" (Salmo 104, 30). Estoy convencido de que los jóvenes están llamados a ser instrumentos de esta renovación, comunicando a sus coetáneos la alegría que han experimentado al reconocer y seguir a Cristo, compartiendo con los demás el amor que el Espíritu infunde en sus corazones para que también ellos queden llenos de esperanza y gratitud por todo el bien que han recibido de Dios, nuestro Padre celestial.

    A muchos jóvenes hoy les falta la esperanza. Se quedan perplejos ante las preguntas que se les presentan de manera cada vez más apremiante en un mundo que les confunde, y con frecuencia no saben bien hacia dónde tienen que dirigirse para encontrar respuestas. Ven la pobreza y la injusticia y desean encontrar soluciones. Sienten el desafío de los argumentos de quienes niegan la existencia de Dios y se preguntan cómo responder. Ven los grandes daños perpetrados contra el ambiente natural por la avidez humana y luchan por encontrar estilos de vida en mayor armonía con la naturaleza y con los demás.

    ¿Dónde podemos buscar respuestas? El espíritu nos orienta hacia el camino que conduce a la vida, al amor y a la verdad. El Espíritu nos orienta hacia Jesucristo. Hay un dicho atribuido a san Agustín: "Si quieres permanecer joven, busca a Cristo". En él encontramos las respuestas que buscamos, encontramos las metas por las cuales vale verdaderamente la pena vivir, encontramos la fuerza para seguir el camino con el que hacer nacer un mundo mejor. Nuestros corazones no encuentran descanso hasta que no descansen en el Señor, como dice san Agustín al inicio de las "Confesiones", la famosa narración de su juventud. Rezo para que los jóvenes que se reúnan en Sydney con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud encuentren verdaderamente descanso en el Señor y puedan quedar llenos de alegría y de fervor para difundir la Buena Noticia entre sus amigos y sus familias, y entre todos los que encuentran.

    Queridos amigos australianos: aunque podré pasar pocos días en vuestro país y no podré viajar fuera de Sydney, mi corazón os alcanza a todos, incluidos los que están enfermos o atraviesan cualquier tipo de dificultad. En nombre de todos los jóvenes, os doy las gracias nuevamente por vuestro apoyo en mi misión y os pido que sigáis rezando sobre todo por ellos. Concluyo renovando mi invitación a los jóvenes de todo el mundo para que vengan conmigo a Australia, la "gran tierra del sur del Espíritu Santo". Mi deseo es encontrarme allí con vosotros. Que Dios os bendiga a todos.

    Vaticano, 4 de julio de 2008

    BENEDICTUS PP. XVI

    [Traducción del original inglés realizada por Jesús Colina Zenit.org

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    Lo que Cristo quiere ser para tí....


    Lo que Cristo quiere ser para tí....

    Fuente: Catholic.net
    Autor: P. Mariano de Blas LC


    Te invito a abrir el Evangelio y a descubrir eso que Cristo quiere ser para tí....

  • El quiere ser amigo, un amigo sincero de sus vidas (Jn.15,14)

    "¿No ardía nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?" Así hablaban Cleofás y su amigo de su encuentro con Jesús. Así hablan los que experimentan su amistad. Su corazón arde.

    Nosotros buscamos estima. Nadie nos estima como Él.
    Buscamos aplausos. Nadie nos aplaude como Él.
    Buscamos afecto. Nadie nos ama ni nos amará como Él.

    Pero es un amor que nos eleva, nos hace sufrir, según el dicho: "Quien bien te quiere te hará llorar". Porque no exigir de la persona amada que sea lo mejor, sería indifrencia, lo contrario del amor. Como el amor de Cristo a nosotros es muy sincero no puede permitir que seamos mediocres. Tu amor no me permite ser un mediocre.


  • Él quiere ser tu compañero, un compañero de camino, como quiso serlo, para llenarles de optimismo, de aquellos discípulos atormentados y desanimados de Emaús (Lc. 24,13-35)

    No es lo mismo trabajar por Él que trabajar con Él. Tenemos que hacer el apostolado juntos: "Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo..."
    Nos da, además, la compañía de su Madre: "¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?"; palabras dichas por la Virgen a Juan Diego.
    A veces nos empeñamos en caminar solos por la vida, como huérfanos tristes...


  • Él quiere ser vida, tu vida, como lo fue para aquel joven muerto de Naín o para aquel corazón también muerto por la ambición de Zaqueo (Lc. 19, 1-10)

    Vida es entusiasmo, felicidad, ideal, triunfo, satisfacción, juventud perenne. Jesucristo dice tener todo esto y quiere comunicarlo. "Si conocieras...pedirías, y Él te daría agua viva", le dijo a la Samaritana.
    Cuantos jóvenes envejecidos prematuramente por el vicio, con el alma lacerada por el hastío, por el desengaño, la frustracción o el aburrimiento; su vida ha perdido la brújula, ¿para qué y por qué vivir? No tienen respueta. De aquí al suicidio no hay sino un paso lógico, que muchos, por desgracia, dan. Y todo porque no conocen ni tienen a Cristo.


  • Él quiere ser camino, tu camino, para ti que tanteas en las tinieblas anhelando una salida a tus ansias de felicidad (Jn.14,5)

    Todos queremos ser alguien, realizarnos, valer para algo, realizar grandes cosas, ser líderes.

    ¿Cómo lograrlo? La Santísima Virgen nos da la solución en las bodas de Caná: "Haced lo que Él os diga". La solución consistió en que en que en una boda en la que faltaba el vino se sirvió el mejor vino del mundo.


  • Él quiere ser verdad, tu verdad por la que luches y vivas.

    La verdad de la vida y de las cosas, el sentido y razón y felicidad de tu vida.
    Mi vida tiene una verdad; voy rumbo al puerto, mi vida tiene esperanza, tiene frutos realizaciones, tiene plenitud con Cristo.


  • Él quiere ser resurrección, tu resurrección, es decir, tu esperanza, tu anhelo de una vida sin fin.

    Resurrección de todas las ilusiones muertas o moribundas, también de las ilusiones humanas, intelectuales. Resurrección de las grandes ideales y metas de la vida.


  • Él quiere ser alegría, la fuente de tu felicidad.

    La tristeza no es cristiana. La amargura y el desaliento tienen otro dueño. Mi tristeza y amargura son la cadena que me tiene amarrado al demonio.

    A Cristo le gusta abrir jaulas, quitar cadenas, abrir puertas de cárceles, tender puentes en el abismo.. "He encontrado a Cristo y por tanto la alegría de vivir..."¡ A qué poco sabe el mosto, la cerveza... al lado de Cristo!


  • Él quiere ser amor, ese amor que inunde de plenitud tu existencia.

    El deseo más fuerte del hombre es amar y ser amado. En el cielo este anhelo se transforma en éxtasis. Por la calle y por la vida pasan amores que nos acalambran por un rato...amores que engañan, que prometen felicidad total, y nos dejan con unos pétalos marchitos en las manos. Cristo es el Amor eterno, que te ama desde siempre y para siempre y te hace plenamente feliz, si tú quieres.


  • Él quiere ser roca, la roca en donde tu debilidad encuentre fortaleza y optimismo. (Mc, 4, 35-41)

    Rompeolas, roca de cimiento, muralla que defiende. Esto significa sentir seguridad, valor, certeza, fuerza, ímpetu juvenil, audacia, pasión por la misión y por la vida.


  • Él quiere ser paz, paz para tu corazán a veces atribulado y a veces probado por el dolor y el sufrimiento.

    Quiere que luches, pero con paz interior. "Aquí me sorprende el recuerdo de la realidad más radiante que vivimos los cristianos. Tengo a Dios en medio de mi corazón...¡ Todo está arreglado; adiós tristeza, adiós soledad, adiós lágrimas! ¡Lo tengo todo! El está conmigo, Él me consuela, Él me sanará..."

    "La vida del alma, minuto a minuto es siempre bella , preciosa y emocionante, cualquiera que sea la condición del cuerpo. Ningún precio es suficiente para pagar la intimidad con Cristo".

    Santa Teresa de Jesús: "Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada la falta. Sólo Dios basta".


  • Él quiere ser "pan", pan que fortalezca tu espíritu en tus luchas y desgastes.
    Pan espiritual que me da la vida eterna. "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene la vida eterna..."

    Pan de la ilusión y el entusiasmo por los grandes ideales.
    Pan de la victoria y de los resultados.
    Pan de la perseverancia.
    Pan para repartir a los hambrientos.


  • Él quiere ser perdón, para consolarte en tus caídas y debilidades.
    Un perdón eterno, de todo y de siempre. Mucho me tiene que querer el que me ha perdonado tanto. "El que siempre nos soporta y nos perdona, olvidando nuestras pequeñas o tremendas ofensas a su amor".
    "Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen". Si algo le salió del corazón fue esta petición a su Padre. El Padre le respondió: Hijo mío, porque Tú me lo pides, y me lo pides así, los perdono".



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  • P. Mariano de Blas LC



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    lunes, 14 de julio de 2008

    Damasco-Jerusalén-Tarso. Primeros pasos del convertido



    4. Damasco-Jerusalén-Tarso. Primeros pasos del convertido

    Fuente: Catholic.net
    Autor: Pedro García Misionero Claretiano


    En la meditación anterior dejamos a Pablo completamente normalizado después del tremendo choque sufrido ante las puertas de Damasco. Corría probablemente el año 34, y Pablo confesaba a todos en Damasco:

    -¡Jesús está vivo, resucitó! ¡Se me apareció a mí, el perseguidor! ¡Lo he visto con mis propios ojos!…

    Como no le convenía continuar en Damasco, ni era prudente ir todavía a Jerusalén, tanto por las autoridades judías como por los mismos apóstoles, toma Pablo la resolución:

    -¡Me marcho a Arabia! He de meditar y prepararme para lo que el Señor me dijo y me encargó.

    Y es ahora, con la reflexión, cuando va madurando el que Pablo llama "mi evangelio".
    No tiene propiamente apariciones del Señor, pero sí una asistencia clarísima del Espíritu Santo. Pablo reflexiona:

    "¿De qué me ha servido la Ley? De nada. Ella no era sino una preparación para el Cristo que había de venir.

    La Ley está ya de sobras. Ahora, para alcanzar la salvación, basta la fe en el Cristo crucificado y resucitado. Por lo mismo, tanto la circuncisión como la Ley con sus innumerables prescripciones están ya fuera de lugar.

    Además, ¿por qué el Señor me reprochó que le perseguía a Él, si yo no lo conocía ni lo tenía conmigo para atraparlo? Yo perseguía a sus discípulos. Esto quiere decir que los bautizados no forman con Jesús sino un solo cuerpo. El Cristo y los suyos son una sola cosa…

    "El Señor me dijo por Ananías, cuando vino a devolverme la vista y a bautizarme, que me iba a enviar a los gentiles…

    Por lo mismo, será inútil obligarles a la circuncisión y a las prescripciones de la Ley. Les bastará a todos, judíos como gentiles, la fe en Cristo Jesús…

    No necesitarán más ley que el Espíritu Santo metido en sus corazones, ese Espíritu que yo siento tan adentro de mí desde que recibí el bautismo"…

    ¿Nos inventamos nosotros esto?... Nosotros relatamos así, puesto en labios de Pablo, lo que él nos repetirá mil veces en sus cartas.

    Pablo regresa a Damasco; predica cor ardor de Jesús; y, perseguido por los judíos, ha de huir pintorescamente, metido en una espuerta y descolgado por la muralla.

    El fugitivo llega a Jerusalén, y nos cuenta:

    "Personalmente, no me conocían las iglesias de Cristo en Judea. Sólo habían oído decir: 'El que antes nos perseguía, ahora anuncia la Buena Nueva de la fe que entonces quería destruir'. Y glorificaban a Dios por mi causa"

    Pero todos le temían, hasta que Bernabé lo presentó a los apóstoles y a la Iglesia:

    -No le tengan miedo. "El Señor se le apareció, y en Damasco ha predicado con valentía el nombre de Jesús" (Ga 2,22-23. Hch 9,26-30)

    Fue Pablo a Jerusalén, nos dice él mismo, "para ver a Cefas, y permanecí quince días en su compañía" (Ga 1,18-19)

    ¡Y cuántas cosas aprendió Pablo en estos días con los apóstoles que pudo tratar!, pues "andaba por Jerusalén con ellos", nos dice Lucas.

    Bastaría para convencernos espigar algo en sus cartas, como la tradición viva de la Resurrección o la institución de la Eucaristía, como escribirá Pablo después:

    "Yo mismo recibí personalmente esta tradición…, y les trasmito a ustedes lo que yo recibí" (1Co 11, 23-25)

    ¿Qué significa todo esto?... Que Pablo se interesó sumamente por saber de los testigos los puntos capitales sobre la vida de Jesús, y que los apóstoles se lo contaban todo, todo…

    Fue importantísimo para Pablo el saber la genealogía de Jesús y dónde nació:

    -¿Era Jesús realmente el prometido descendiente de David? ¿Por quién y cómo? ¿Nació en Belén, según la profecía de Miqueas, o tal vez en Nazaret?,... Por eso, tuvieron que contarle la concepción virginal de Jesús y su nacimiento en Belén.
    Testigo único era María su Madre, confiada por el Señor a Juan y que aún vivía con él.

    Los historiadores más serios y exigentes de Pablo se han entretenido en relatar las conversaciones que Pedro y Pablo hubieron de sostener en estos días. Pedro acompañaba a Pablo a los lugares más emotivos de la vida del Señor.

  • En Getsemaní: -Mira, Pablo, aquí sufrió el Señor aquella agonía tan espantosa…
  • En el Calvario: -Sí, Pablo, aquí se alzó la cruz; aquí murió el Señor.
  • En el Sepulcro. -¡Míralo! Sigue vacío. De él salió triunfante el Señor.
  • En el Cenáculo: -Aquí nos dio el Señor su cuerpo y su sangre. Aquí recibimos el Espíritu Santo…

    Pablo absorbía con verdadera pasión toda noticia sobre Jesús. La vida del Señor la iba aprendiendo de labios de todos los testigos, tan viva en la tradición de la primera comunidad, aunque no se tuvieran aún los evangelios escritos. El Jesús de la fe se sostenía en la mente de Pablo sobre la base firmísima del Jesús histórico.

    Pablo "andaba por Jerusalén predicando con valentía en el nombre del Señor. Y hablaba también y discutía con los helenistas, pero éstos intentaban matarle".

    Pablo contará muchos años más tarde, dirigiéndose precisamente a los judíos que le escuchaban en Jerusalén:

    "Estando orando en el Templo, caí en éxtasis, y vi al Señor que me decía: Date prisa, y sal inmediatamente de Jerusalén, pues no recibirán tu testimonio acerca de mí. Marcha, pues yo te enviaré lejos, a los gentiles" (Hch 22,17-21)

    Entonces los jefes de los judíos tomaron la resolución que era de esperar:
    -¡Hay que acabar con este Pablo!...

    Pero los hermanos, conocedores de la conspiración, "lo enviaron a Cesarea y de allí lo encaminaron a Tarso", haciéndole montar en alguna nave.

    Pablo, por su parte, aceptó gustoso esta salida precipitada. Y se despidió:

    -Adiós, Jerusalén! Ciudad santa, no por el Templo, sino ahora por la Cruz y por el Sepulcro del Señor.

    Ocurría todo esto el año 37. ¿Qué hizo Pablo en su patria? No lo sabemos con certeza. Él nos dice que fue a las regiones de Siria y Cilicia (Ga 1,21), o sea, que durante unos cuatro años se dedicó, aunque moderadamente, a visitar las iglesias de estas regiones.

    Al final de este tiempo, y antes de emprender la marcha definitiva, tuvo la gracia mística que relatará catorce años después:

    "Fui arrebatado al paraíso, y escuché palabras inefables que al hombre le es imposible expresar" (2Co 12,4)

    Hasta que vino Bernabé, judío helenista de Chipre, y le invitó con decisión:

    -¿Qué haces aquí, Pablo? ¡Vamos, que nos esperan en la Iglesia de Antioquía!

    Con los dos, iremos también nosotros a Antioquía en la meditación siguiente. Porque el atractivo de la Iglesia de Antioquía es irresistible…



  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Pedro García Cmf









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    Toda la información acerca de la JMJ Sydney 2008



    Toda la información acerca de la JMJ Sydney 2008

    Fuente: Catholic.net
    Autor: Varios





    COBERTURA ESPECIAL PARA CATHOLIC.NET DE LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO EN SYDNEY HOY




    VIAJE APOSTÓLICO DEL PAPA A SYDNEY

  • Benedicto XVI llega a Australia para promover la nueva evangelización con los jóvenes

  • En vuelo hacia Australia el Papa responde a 5 preguntas

  • Videomensaje del Papa a Australia y a los jóvenes peregrinos

  • Actividades del Papa en la Jornada Mundial de la Juventud Sydney 2008



    INFORMACIÓN GENERAL

  • Sydney 2008

  • Benedicto XVI invita a los jóvenes a prepararse para la JMJ de Sydney

  • Los diez patrones de la JMJ de Sydney 2008

  • Homilía del Papa sobre la confesión en preparación de la Jornada Mundial de la Juventud

  • Invitación del Obispo Anthony Fisher OP, Coordinador de la JMJ08 en Sydney

  • Letra, acordes y video del himno "Receive the Power"

  • Web oficial JMJ Sydney 2008

  • Web oficial de las JMJ de la Santa Sede

  • La JMJ Sydney 2008 en Ecclesia Digital


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  • Caritas: la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) es una llamada a la solidaridad

  • Si todavía no estás apuntado para Sydney... ¡visítanos!

  • La Juventud Franciscana (Jufra) se prepara para la XXIII Jornada Mundial de la Juventud

  • Movimiento Regnum Christi. Paquetes para la JMJ 2008

  • Juventudes marianas vicencianas

  • El Camino Neocatecumenal prepara la Jornada de la Juventud de Sydney

  • Hacia Sydney – JMJ 2008: la arrasadora fuerza del Evangelio (Movimiento de los Focolares)

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  • La Jornada Mundial de la Juventud es también ecuménica e interreligiosa

  • Cooperación interreligiosa en la JMJ 2008

  • Arzobispo anglicano de Sydney: la Jornada de la Juventud reforzará el ecumenismo

  • Líderes judíos australianos, invitados a la Jornada Mundial de la Juventud '08


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